viernes, 2 de mayo de 2014

La homeopatía como medicina (in)eficaz.



Todos  tenemos un amigo que nos ha hablado alguna vez de la homeopatía, esa terapia natural y sin efectos secundarios que puede librarnos de las enfermedades más molestas del día a día como catarros, dolores de cabeza e insomnios, entre otras muchas dolencias. Sin embargo, si nos adentramos ligeramente en el mundo homeopático y las teorías que lo sostienen, podemos darnos cuenta de que parece una obra de ficción más que una realidad.

En el siglo XVIII el señor Samuel Hahnemann, padre de la homeopatía,  enunció  la “ley de la similitud” que,  en resumen, mantiene que los mismos efectos que provoca una sustancia tóxica pueden ser paliados con una preparación que contenga esta misma sustancia. Es decir, si yo padezco de  insomnio, lo más recomendable es tomar algún remedio homeopático que contenga cafeína (cuyo efecto natural es estimulante).  A pesar  de no tener ningún fundamento científico, esta sentencia fue aceptada hasta tal punto que cierta parte de la sociedad  actual sigue viendo  los remedios homeopáticos como una fuente de salud incuestionable.

 
Explicación del principio de la Similitud. Origen de la imagen




Por otra parte, otro de los pilares teóricos sobre los que se mantiene la homeopatía es la capacidad del agua para “recordar” las propiedades de las sustancias  químicas que han estado disueltas en su seno. Esta  supuesta propiedad del agua es utilizada para justificar el proceso de dilución (reducir la concentración de la sustancia de interés) que sufren los “principios activos” del remedio homeopático. Si seguimos con el ejemplo del insomnio, el homeópata encargado de preparar mi “medicina” va a partir de una disolución de agua y cafeína (recordemos que en la homeopatía su efecto es somnífero) que irá diluyendo progresivamente en agua. A mayor dilución, mayor efectividad del “medicamento”. ¿Por qué se intenta diluir al máximo entonces el principio activo si es el principio activo?  Los defensores de la homeopatía dan por sentado que el agua que estuvo en contacto con la cafeína no solo  mantiene las propiedades beneficiosas de ésta última sustancia si no que la dilución ha hecho que sea más potente. 

Estos dos axiomas enunciados por cabezas de imaginación incuestionable, nos permite darnos cuenta del sinsentido de esta terapia alternativa que gracias al “de boca en  boca” ha ganado tanta popularidad. De hecho, hay gente que consume remedios homeopáticos que no sabe qué están tomando, pero lo toman porque a su vecino, o compañero de trabajo les “va muy bien” para ese dolor de cabeza o ese ardor estomacal. 

Es  importante fijarnos en la cantidad de artículos científicos que invalidan la homeopatía como tratamiento efectivo para diversos males, por ejemplo contra la ansiedad o la depresión, pero es más importante reflexionar utilizando el  sentido común para darnos cuenta de que la homeopatía no es más que otra teoría anticuada que ha sobrevivido más de la cuenta.




Bibliografía:

1.- Pilkington K, Kirkwood G, Rampes H, Fisher P, Richardson J. 
 Homeopathy for depression: a systematic review of the research evidence. Homeopathy 2005; 94(3): 153-163

2.-Pilkington K, Kirkwood G, Rampes H, Fisher P, Richardson J. 
 Homeopathy for anxiety and anxiety disorders: a systematic review of the research. Homeopathy 2006; 95(3): 151-162

 

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